Madres

Emilia Sánchez-Pantoja Belenguer, candidata a la Asamblea de Madrid por Más Madrid

Hoy escribo este artículo porque soy madre y, junto con otras madres, queremos gobernar en Madrid. Seguramenteser madres es una de las cosas que más nos define. Desde luego que no la única, pero es parte consustancial de lo que somos. Madre de una bebé o de un adolescente, madre de uno o de dos, o de tres, madres en los 30 o en los 50. Madres biológicas y adoptivas. Madres ocupadas y preocupadas por nuestros hijos y madres que disfrutan de disfrutarlos. Madres que crían en Madrid, con la familia cerca o con la familia lejos o incluso muy lejos. Madres.

Precisamente porque somos madres, sabemos de primera mano algunas cosas. La principal que hemos aprendido es que criar no es fácil, pero que se disfruta mucho. Algo que aprendemos y vivimos cada día es que las niñas y los niños no se cuidan solos. Esto es así y, por alguna ley no escrita, siempre necesitan más cuidados cuando más difícil te resulta dejarlo todo para quedarte con ellos. El día que tenemos algo importantísimo, el día que justo nadie puede echarte una mano, el día más complicado en el trabajo, o el día que te fallan las fuerzas, siempre es ese día el que aparece la fiebre, la rabieta interminable, la noche en vela, el virus del estómago, lo que sea. Algo que nos recuerda que somos humanas, que nacemos y morimos dependientes y que la vida y los cuidados no siempre los podemos organizar, ni ordenar, ni obviar, ni delegar.

Nosotras sabemos de primera mano lo que es criar cuando tienes a la familia al lado, disponible, a esos abuelos quesiempre echan una mano. Y también sabemos lo difícil que es esto en Madrid para quienes venimos de fuera y tenemos a los nuestros lejos, a las abuelas a cientos de kilómetros y nuestros hijos no pueden disfrutar a menudodel privilegio de la convivencia tan estrecha. También sabemos lo que es esto para nuestras compañeras que son madres migrantes. Sabemos bien lo que es tener una pareja con mayor o menor presencia en el cuidado, cuando se ocupa, cuando se corresponsabiliza. Cuando comparte o no la carga mental, esa que todo el rato repasa en nuestro cerebro si hay leche o no en casa, si tenemos cita en el pediatra, o cuando intentamos averiguar qué les pasa a nuestros hijos, que no siempre lo sabemos. Cuando nos desvelamos y nos preguntamos si somos buenas o malas madres. Sabemos que muchas veces tenemos que echar mano de las amigas. De otras madres.

Sabemos que, si esto es difícil para nosotras, que tenemos cuatro manos y dos salarios en casa, lo es mucho más para las familias monoparentales, voluntarias o sobrevenidas, que se enfrentan a esto solas, con el doble de cansancio y el doble de riesgo. Ellas, si pierden un salario, lo pierden todo, a ellas les toca siempre el 100% del cuidado. Pero sus hijos, que tampoco se cuidan solos, tienen los mismos derechos que los nuestros, no la mitad. Si nuestros hijos tienen derecho a ser cuidados al nacer 16+16 semanas, los hijos de las familias monoparentales también tienen derecho a ser cuidados durante 32 semanas. En una sociedad en la que siempre vemos el mundo con ojos de adultos, queremos garantizar que una nueva mirada lo hace desde los derechos de todos los niños, niñas y adolescentes.

Sabemos que, aunque vivimos en la comunidad más rica de España, uno de cada tres niños y niñas en Madrid vive en la pobreza. Sabemos lo que significa eso para sus familias. Sabemos lo que es no saber si tendrán plaza en la escuela infantil. Nuestros hijos tienen mejores condiciones que muchos niños y niñas de Madrid, pero a nosotras no nos importa que aprendan 4 idiomas o que sean primeros en robótica, no queremos que sean mejores que otros. Lo que queremos es que estén bien cuidados, que no pasen frío en invierno ni calor en verano, que coman bien, que tengan tiempo para jugar en espacios seguros y, sobre todo, que sean felices y que no tengan miedo. Todas las madres debemos tener derecho a irnos a dormir cada día sabiendo que nuestros hijos tienen esto garantizado.

Porque somos madres, pero además porque somos políticas, sabemos que llevar este asunto con mayor o menor facilidad, con mayor o menor holgura, con mayor o menor preocupación, depende de nuestras circunstancias personales, pero también, y sobre todo, de las políticas públicas. Nosotras sabemos que, en Madrid, las familias jóvenes querrían tener más hijos, pero no pueden. Porque es muy difícil encontrar una casa más grande, compaginarlo con el trabajo y la vida, porque no nos queda tiempo para criar y porque muchos no se lo pueden permitir. Porque tener hijos es maravilloso pero te empobrece y esto depende tener administraciones que apoyen la crianza con transferencias de renta a todas las familias, depende de tener políticas que faciliten la conciliación y empresas que adapten horarios y reduzcan jornadas para que hombres y mujeres podamos tener hijos y cuidarlos. Poder o no poder tenerlos depende de tener servicios públicos como escuelas infantiles en cada barrio, comedor gratuito en todos los colegios, extraescolares, parques, espacios de ocio, dentistas, pediatras, psicólogos, ayudas para las gafas, campamentos de verano, entornos seguros para la infancia y tantas medidas concretas que queremos poner en marcha. Y tiempo. Sabemos, que la prioridad para la crianza es poder liberar tiempo y, como era de esperar, esto es lo que nuestros hijos más quieren de nosotras.

Por eso nos presentamos a las elecciones con dos mujeres, madres, liderando nuestra propuesta para gobernar enMadrid. Queremos hacer todas estas cosas porque son muy necesarias para todas y cada una de las familias de Madrid. Y para las que todavía no lo son, pero quieren serlo. Pero también, porque además de políticas somos madres y queremos poder dar a nuestros hijos un entorno seguro, un aire limpio, espacios en los que jugar y todo el cariño y el tiempo que merecen.