Conecta Vallecas. Desmontando el puente tendemos puentes

Paco Pérez, concejal de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid. Olga Martínez, miembro de Más Madrid

Miércoles 3 de marzo de 2021

El nombre de nuestro distrito se debe al puente construido en 1731 para unir Madrid y las vías de comunicación con Levante. Pocos años después, el historiador y abate Antonio Ponz se refería a este enclave con las siguientes palabras: “El camino de Madrid a Vallecas es pésimo en tiempos lluviosos y el arroyo que lo atraviesa, llamado el Abroñigal, peligrosísimo cuando crecen las aguas, en él han perecido no pocos pasajeros queriéndolo vadear, por estar el puente de lo más ruin”. Pero el tiempo es implacable y, una vez que el arroyo se canalizó, concluyó también la finalidad para la que se construyó el puente de Vallecas. 

Con la construcción de la M-30 surgió un nuevo paso elevado, esta vez sin enlazar nada. La paradoja del puente de Vallecas, si hablamos de la infraestructura actual, es que nunca cumplió la función principal de ser un puente, que es la de conectar, sino todo lo contrario: ha servido para separar Vallecas del resto de la ciudad. Es uno de los exponentes físicos del desequilibrio territorial que define a Madrid, en el que los barrios del sureste han sido siempre los grandes olvidados.

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