Más Madrid presenta una batería de medidas para combatir los efectos no deseados del ‘Chemsex’

  • Los centros dedicados a la atención a la drogodependencia (CAD) alcanzaron, durante 2022, hasta los 512 pacientes con problemáticas vinculadas al Chemsex. En 2017, el Ayuntamiento de Madrid declaró esta práctica como un problema de salud pública.
  • Desde Más Madrid están trabajando en un programa transversal a nivel local, autonómico y estatal para promover estas medidas a los diferentes niveles competenciales.

Las diputadas de Más Madrid en la Asamblea, Jimena González y Marta Carmona, han registrado esta mañana una batería de propuestas que buscan combatir los efectos no deseados de la práctica conocida como ‘Chemsex’ y favorecer la salud sexual del colectivo LGTBI. En concreto, la Proposición No de Ley registrada propone realizar un estudio epidemiológico para valorar el alcance y prevalencia del fenómeno del chemsex abordando la extensión de las complicaciones físicas y psicosociales derivadas de su práctica; impulsar la formación de profesionales sanitarios en la cultura LGTBI+ y las implicaciones sanitarias del chemsex, o desarrollar programas de tratamiento y rehabilitación para personas con uso problemático de chemsex y drogas en la red de salud mental y adicciones, entre otras medidas propuestas. Desde Más Madrid están trabajando en un programa transversal a nivel local, autonómico y estatal para promover estas medidas a los diferentes niveles competenciales.

En palabras de la diputada de Más Madrid, Jimena González, “la práctica conocida como ‘Chemsex’ ha crecido exponencialmente en los últimos años hasta convertirse en una de las principales preocupaciones en el seno del colectivo LGTBI, dadas las consecuencias negativas que está teniendo sobre las vidas y la salud de cada vez más personas. El miedo a una nueva estigmatización como la que vivió el colectivo LGTBI durante la epidemia del VIH sobrevuela las pocas y tímidas acciones que se han emprendido hasta ahora para proteger a las personas de las consecuencias más negativas de estas prácticas. Mientras tanto, se están perdiendo vidas y se están arruinando otras. Tenemos que actuar ya, sin miedo, con decisión, guiados por criterios técnicos sociales y sanitarios y teniendo en cuenta todos los condicionantes que rodean este fenómeno. Lo que ya es inasumible es la inacción.”

Por su parte, la diputada de Más Madrid, Marta Carmona, ha añadido que “lamentablemente a causa de los errores cometidos en los años 80 y 90 ya sabemos qué ocurre cuando la comunidad científica y las instituciones se ponen de lado ante una crisis de salud pública que comienza en torno a un colectivo, como el LGTBIQ: tiene que ser el propio colectivo el que de la voz de alarma, como está sucediendo actualmente. En esta ocasión, las instituciones tenemos que estar a la altura de nuestra sociedad y desarrollar un plan integral para abordar los problemas asociados al chemsex. Necesitamos estudiar la dimensión del problema, qué colectivos vulnerables se están viendo más afectados, y necesitamos dar una atención profesional integral, que respete la diversidad sexoafectiva y evitar la estigmatización, garantizando la equidad y un acompañamiento respetuoso y digno. Para esto es imprescindible que los profesionales tengan la formación adecuada y que en el diseño de todo el programa haya participación activa de los colectivos afectados.”

Según datos del Área de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid, los centros dedicados a la atención a la drogodependencia (CAD) alcanzaron, durante 2022, hasta los 512 pacientes con problemáticas vinculadas al Chemsex, multiplicando por 10 la cifra de 2017. Y, tal como señala la organización Stop Sida en su informe ‘Homosalud 2021’, en Madrid el Chemsex lo practican un 9% de los hombres que tienen sexo con hombres. Además, en 2017, el Ayuntamiento de Madrid declaró esta práctica como un problema de salud pública. Es por ello, que desde Más Madrid se insta al Gobierno de la Comunidad de Madrid a poner en marcha medidas orientadas a la prevención de las consecuencias negativas de dicha práctica, mediante campañas de concienciación sobre sumisión química y agresiones en chemsex, y al cuidado de la salud sexual, entre otras cuestiones.

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